Pasó el debate público con replicas picantes y un rating que supero la expectativa televisiva

Los cinco candidatos que aspiran a la Presidencia protagonizaron este domingo en Santiago del Estero el primer debate obligatorio y público, que se tensó con la discusión económica, incluyó críticas a la factibilidad de algunas medidas propias del ideario de Javier Milei y reflejó posturas antagónicas en materia de derechos humanos.

El debate captó la atención del país con 44 puntos de rating en la suma de todos los canales de aire y en el tramo inicial dividió aguas entre cuestionamientos al Ejecutivo y la definición de Sergio Massa de que a partir de diciembre encabezará una nueva gestión con su impronta personal, focalizada en la búsqueda de la «unidad nacional».

En el primer tramo del debate, Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Myriam Bregman (Frente de Izquierda) y Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) se focalizaron en las críticas a la gestión económica del oficialismo, mientras que Massa (Unión por la Patria) aprovechó la centralidad para remarcar que, desde su función, se hizo «cargo de la crisis cuando muchos se metían debajo de la cama»

Massa hizo hincapié en más de una oportunidad en que Argentina «heredó (del Gobierno de Mauricio Macri) un acuerdo criminal con el FMI, que es inflacionario» y advirtió que recién cuatro meses atrás pudieron establecerse modificaciones.

En general, los candidatos repitieron sus principales consignas y cumplieron, más allá de los numerosos contrapuntos, con la regla de no incurrir en «ataques personales».

Con una renovada postura moderada, Milei apeló a sus eslogans y promesas de campaña: aseguró que si llega a la Presidencia, los argentinos podrán tener «en 15 años los niveles de vida de Italia y Francia, en 20 años los de Alemania y en 25, los de Estados Unidos», consideró «chantas» a los asesores económicos de Bullrich, centró sus críticas en la emisión monetaria, reeditó su postura «negacionista» de la represión en Argentina, pidió perdón por sus agravios al Papa Francisco y admitió que el dirigente Luis Barrionuevo también es parte de la «casta» sindical.

Bregman hizo gala de un discurso efectista para desmarcarse del resto de los contrincantes, ratificó las banderas históricas de la izquierda y apuntó dardos hacia los otros cuatro adversarios, pero eligió la mayoría de las pulseadas -en los tramos de «derecho a réplica» o en el segmento de preguntas individuales- con Milei, al que definió como «un gatito mimoso del poder económico» y con Bullrich, a quien cuestionó por su «política de represión», a la que hizo responsable de las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Con una retórica pausada, Bullrich prometió el «cambio» frente a una «Argentina arrasada», le pidió a Massa que se haga cargo del Presupuesto con déficit, pero no hizo mención a la deuda con el FMI contraída por Cambiemos, hoy Juntos por el Cambio.

En tanto, la exposición de Schiaretti estuvo permanentemente referenciada en su gestión al frente del Gobierno de Córdoba y aseguró ser capaz de implementar el mismo «equilibrio fiscal» logrado en la provincia y resolver la inflación. Su mensaje fue en contra la llamada «grieta» y en favor del federalismo.

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