El plan en el que trabaja el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, contempla un cambio en el criterio de la asistencia: se focalizará en los sectores de menores ingresos con un tope de consumo subsidiado por mes, que dependerá de la capacidad de pago, mientras que por el excedente pagarán tarifa plena. Los subsidios serán destinados solo a una parte de la demanda. Otro punto importante del nuevo esquema será la recalibración de los contratos con las empresas del sector para que menores costos se reflejan en tarifas más bajas.
En cuanto a la energía, actualmente la segmentación contempla tres universos de usuarios: los N1 (ingresos altos) que pagan tarifa plena, N2 ( ingresos bajos) y N3 (ingresos medios). “En vez de subsidiar la oferta, se va a buscar subsidiar la demanda. Se le va a decir a la gente cuántos KWH por mes tienen subsidiados y van a pagar tarifa plena por lo que se excedan”, dijo Caputo. En concreto, la intención del Gobierno es definir escalas entre los N2 y N3 con determinados límites de consumo dentro del que contarán con asistencia. Para el caso de la electricidad N3 el tope es de 400 KWH mensuales, aunque la idea es que ese umbral sea de al menos la mitad que el actual y que el universo alcanzado también sea menor.
La consultora Economía y Energía realizó una proyección de incrementos en las tarifas de energía contemplando: que los N1 no tendrán subsidio, los N3 pagan el costo pleno de abastecimiento, los N2 pagarán el 20% de ese costo, una recomposición del valor agregado de distribución y el impacto de la última devaluación.
Para los consumidores Nivel 1, la factura promedio de electricidad pasará de $10.467 a $23.569, un aumento del 125%; para el Nivel 3 pasará de $5.518 a $23.569 (337%) y para el Nivel 2 pasará de $3.970 a $9.082 (129% de suba). Para el gas, en tanto, las facturas promedio pasarían de $4.558 a $13.867 para los N1 (204%); de $3.197 a $13.867 para los N2 (336%) y de $1.862 a $4.865 para los hogares N3, de ingresos más bajos (168 por ciento).