El primer día del año arrancó con fuertes terremotos que se sintieron en el Norte de de Japón tras un serie de sismos que rondaron los 7.5 generando daños a viviendas, carreteras.
Los medios de comunicación interrumpieron los canales habituales para ayudar a la población a evacuarse siguiendo los protocolos correspondientes.
La agencia meteorológica japonesa situó la magnitud del temblor en 7,6 e indicó que se trataba de uno de los más de 50 seísmos de magnitud 3,2 o superior que sacudieron la región en la festividad de Año Nuevo -cuando las familias se reúnen y visitan santuarios- durante varias horas.
Poco después, las primeras consecuencias comenzaron a sentirse en las costas. Olas de 1,2 metros de altura golpearon el puerto de Wajima, en la península de Noto, a las 16:21 hora local, anunció la agencia meteorológica japonesa.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawái, informó sin embargo que el riesgo había quedado atrás. «La amenaza de tsunami ha pasado en gran medida», declaró la agencia estadounidense.
Ante los posibles riesgos, la autoridad de transporte cerró las autopistas en la zona cercana al epicentro y Japan Railways anunció que los trenes de alta velocidad entre Tokio y la prefectura de Ishikawa quedaron interrumpidos.