Sin dudas, el Milagro es uno de los tiempos más lindos de Salta por la emoción, la solidaridad y la gran demostración de fe de miles de personas, no sólo salteños, sino de otras provincias, que llegan a la Catedral Basílica a renovar el pacto que inició allá por el año 1692, cuando intensos terremotos sacudían parte de lo que hoy es suelo salteño y el padre José Carrión pidió sacar la olvidada imagen del Cristo Crucificado, que casi un siglo antes había llegado al templo mayor desde España, tras naufragar en la zona del Callao, en Perú.
Luego de más de 330 años, la fe se acrecienta ya que todos los Milagro llegan a cerca del millón de personas que participan de la procesión, como así también los días previos, se vive con gran emoción la llegada de peregrinos de distintos puntos de Salta y de otras provincias que caminan durante días, soportando los distintos climas y el cansancio.
Otra de las aristas que son dignas de destacar en este tiempo, es la cantidad de personas que asiste a los peregrinos durante su recorrido con almuerzos, cenas, desayunos, agua, colaciones e inclusive hasta brindando un lugar para dormir. Todo un acto de amor que despierta este Milagro.
Cabe mencionar que a pesar de que en el año 2017 la Corte Suprema resolvió que en Salta no podría dictarse educación religiosa en las escuelas públicas en el horario escolar y como parte del plan de estudios, esto no apagó ni disminuyó para nada la fe de los salteños y esta tradición que es sin dudas, parte importantísima de la historia de la provincia, del país y del mundo.
Para recordar
El 10 de setiembre de 1692 la tierra comenzó a temblar y arrasó con la ciudad de Esteco, cerca del río Piedras en Tucumán. Los días subsiguientes fueron iguales, con una seguidilla de temblores en la zona. Muchas personas acudieron a la Iglesia Matriz. El pueblo salteño rogó a la Virgen que intercediera ante Su Divino Hijo, para que tuviera misericordia de la ciudad y de sus habitantes. El 15 de septiembre, la tierra continuaba moviéndose y un sacerdote jesuita, el R. P. José Carrión, comenzó a pedir que “se sacase en procesión pública al Señor Crucificado que se tenía olvidado, para que cesaran los temblores”.
Pasaron los años y el 18 de octubre de 1844 Salta vivió otro fuerte temblor. Nuevamente los salteños acudieron a la Virgen y al Señor del Milagro y se sacaron las imágenes en procesión. Ese año los salteños realizaron un pacto de fidelidad y de alianza con el Cristo del Milagro, con la lacónica fórmula: “Tu noster es et nos tui”, Tú eres nuestro y nosotros somos tuyos.
En la Iglesia Matriz de Salta se encontraba una imagen de la Inmaculada, que posteriormente se llamaría «Virgen del Milagro», propiedad de una familia asentada en estos solares, que la había dejado por unos días.
El 23 de agosto de 1948 volvió a repetirse la historia. Salta fue sacudida nuevamente por temblores. Los salteños reaccionaron inmediatamente y sacaron en procesión a las Milagrosas Imágenes.