La viruela símica es una enfermedad zoonótica viral que produce síntomas parecidos a los de la viruela, pero son menos graves.
La transmisión mayoritariamente se da de animales a humanos y se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados. Entre los hospedadores animales se incluyen una variedad de roedores y primates no humanos.
También puede transmitirse de una persona a otra por contacto estrecho con lesiones, líquidos corporales, gotículas respiratorias y materiales contaminados como la ropa de cama.
Esta patología no es nueva, ya que anualmente se presentan casos en zonas de la selva tropical de África central y occidental y, esporádicamente, se exportan a otras partes del mundo. Ante el incremento de casos en más de 20 países del mundo, entre los que se encuentran del continente europeo, americano y oceánico.
Suele ser una enfermedad autolimitada, con síntomas que duran de 2 a 4 semanas y que puede causar cuadros graves. Recientemente, la tasa de letalidad ha sido de alrededor del 3% al 6%.
Si bien no hay tratamiento ni vacuna para esta enfermedad, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaron que la vacunación antivariólica previa ha resultado muy eficaz, de alrededor del 85%, para prevenir la viruela del mono, lo que puede ayudar a que la enfermedad sea más leve.
Signos y síntomas
El periodo de incubación de la viruela símica suele ser de 6 a 13 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días.
La infección puede dividirse en dos periodos:
El periodo de invasión (dura entre 0 y 5 días), caracterizado por fiebre; cefalea intensa; inflamación de los ganglios linfáticos; dolor lumbar; dolores musculares y falta de energía.
El periodo de erupción cutánea suele comenzar al segundo día después de la aparición de la fiebre y tiende a concentrarse sobre todo en la cara y las extremidades.
Las zonas más afectadas son: el rostro; las palmas de las manos y las plantas de los pies. También se ven afectadas las mucosas orales, los genitales y las conjuntivas así como la córnea.
Los casos graves se producen con mayor frecuencia en los niños, y su evolución depende del grado de exposición al virus, el estado de salud del paciente y la naturaleza de las complicaciones.
Las complicaciones de la viruela símica pueden ser infecciones secundarias, bronconeumonía, síndrome séptico, encefalitis e infección de la córnea con la consiguiente pérdida de la visión.
A lo largo de la historia, la tasa de letalidad de la viruela símica ha oscilado entre el 0% y el 11% en la población general, y ha sido mayor entre los niños pequeños.