Este martes dio inicio el primer juicio del año de Lesa Humanidad en Salta de la víctima Tomás Ricardo Cuadri el cual fue detenido y torturado alrededor de 30 veces en el año 1976 por los imputados Joaquín Guil y Carlos Feliciano Estrada.
Cabe mencionar que en ese entonces Cuadri fue designado Secretario Privado del Ministerio de Gobierno de Enrique Pfister Frías durante el gobierno del Dr. Miguel Ragone. En ese contexto fue perseguido político y detenido durante un allanamiento en su domicilio, sin orden judicial, por personal de la policía de Salta vestidos de civil y armados, en un procedimiento a cargo del acusado Joaquín GUIL, con posterioridad al Golpe de Estado Cívico-Militar-Eclesiástico, el 21 de mayo de 1976, en horas de la madrugada.
Fue sometido a torturas con reiteradas sesiones de picana eléctrica y castigo corporal, durante 26 días. Luego, el 8 de setiembre de 1976, fue detenido nuevamente sin orden judicial, tras que se allanará su domicilio y fue trasladado boca abajo, encapuchado en el piso de un rodado junto a varias personas, hacia un descampado.
Fue sometido a simulacro de fusilamiento para luego ser llevado a la Central de Policía de Salta, donde permaneció detenido por 68 días y fue torturado con la finalidad de que aportará datos acerca del paradero del Ministro de gobierno Dr. Enrique H. Pfister Frías, siendo liberado en fecha 15/11/1976.
Su familia contó en primera persona a un medio local todo el calvario que vivieron. Además de los allanamientos, secuestros, detenciones y torturas por las que pasó Cuadri, también aseguran que llegaron a poner una bomba en su vivienda y hubo una amenaza de bomba en la escuela de su hija. Cabe mencionar que perdió su oído izquierdo por las torturas recibidas.
Finalmente, un detalle conmovedor que le salvó la vida a Cuadri fue una cruz. “En una de esas detenciones, cree que en 1979,lo llevaron al dique Las Lomitas, para matarlo. Tomás Cuadri tiene certeza del destino que le esperaba por lo que escuchó que le ocurrió a sus ocasionales compañeros de secuestro. Cuando lo sacaron de su casa y lo subieron a un Ford Falcon, antes de que lo vendaran alcanzó a reconocer a tres integrantes de la patota, policías que jugaban al fútbol con él, Valdiviezo, Gómez y Barros. Tras encapucharlo y obligarlo a tirarse en el piso del automóvil, la patota siguió de recorrida, secuestrando a otras personas. Una vez en Las Lomitas, en Campo Quijano, Cuadri escuchó los sonidos de personas que bajaban, y eran bajadas, de los vehículos, y escuchó también los ruidos de lo que interpretó como asesinatos”, cuenta su hija a Página 12.
“En algún momento le llegó el turno a él, ya lo iban a bajar cuando una voz los interrumpió: «a él no», ordenó. Este represor, un cursillista de la Iglesia Católica, había participado del allanamiento en la casa de Cuadri y entre los objetos desparramados vio una cruz de cursillista, el elemento que posibilitó su salvación en el dique”, relató su hija.