En un operativo que combinó inteligencia, vigilancia encubierta y rapidez operativa, Gendarmería Nacional allanó el sábado pasado un galpón camuflado como gomería abandonada en General Mosconi, Salta, a menos de 100 km de la frontera con Bolivia. El resultado: el secuestro de 425 kilos de cocaína, el mayor cargamento incautado este año junto con los 469 kilos hallados en un buque en el puerto de Vicentín.
La Metodología del Ocultamiento
La droga estaba meticulosamente escondida dentro de cubiertas de camión, una táctica de ocultamiento que buscaba evadir controles. Tres hombres fueron detenidos en el operativo y la Justicia Federal de Tartagal ya les dictó prisión preventiva. Sin embargo, las investigaciones revelan que no son los cerebros de la operación.
El Hombre Clave que Logró Huir
El verdadero objetivo es Néstor Adrián González, un empresario de 61 años con domicilio en Salvador Mazza, señalado por la fiscal Lucía Orsetti (titular de la Sede Fiscal Descentralizada de Tartagal) como el jefe logístico detrás del cargamento.
González estuvo a punto de ser capturado: fue filmado por cámaras de seguridad en una estación de servicio cercana, esperando junto a otro hombre durante la descarga de la droga. Al percatarse del operativo, huyó hacia Aguaray, con rumbo posiblemente a Bolivia, donde tendría sus principales conexiones narcos.
La Ruta Internacional de la Cocaína
Los 425 kilos incautados llevaban marcas distintivas: el escudo de Ferrari y un delfín, sellos típicos del narcotráfico boliviano. Según datos de la causa:
- En Bolivia, el kilo se cotiza en USD 3.000.
- En Europa (Barcelona/Madrid), alcanza USD 30.000.
- En Australia, supera los USD 200.000.
Los registros de Migraciones confirman que González y su círculo realizaron numerosos viajes a Bolivia, reforzando los indicios de su vínculo con redes trasnacionales.
La Búsqueda Continúa
Mientras las fuerzas de seguridad rastrean al prófugo, el operativo refleja el avance del narcotráfico en zonas fronterizas y la sofisticación de sus métodos de ocultamiento. La fiscalía insiste en que detrás de estos cargamentos hay estructuras complejas que requieren persistencia investigativa y cooperación internacional.