En un clima de extrema tensión política, a las 13 de este martes se llevará a cabo en la sede porteña de la Casa de Salta una reunión que podría desencadenar uno de los movimientos más fuertes del nuevo escenario legislativo. Lo que ocurra allí no solo impactará en el equilibrio de fuerzas del Congreso Nacional, sino que también podría alterar la dinámica interna del peronismo, a horas de la renovación en Diputados y el Senado.
Los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Hugo Passalacqua (Misiones) y representantes del mandatario neuquino Rolando “Rolo” Figueroa mantienen un encuentro decisivo donde se baraja una definición que inquieta a todo el arco político: la creación de un bloque federal propio, que podría debutar con 14 diputados, debilitando directamente a Unión por la Patria.
Todos estos mandatarios ya mantuvieron contactos –públicos y reservados– con el ministro del Interior Diego Santilli, el hombre elegido por el Presidente para negociar los apoyos necesarios para el Presupuesto y el paquete de reformas que enviará al Congreso a partir del 10 de diciembre. Incluso, algunos estuvieron en la Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, en encuentros que ahora cobran otra dimensión.
Si el anuncio se concreta hoy al mediodía, sería un golpe directo al corazón del kirchnerismo. Unión por la Patria perdería cuatro diputados alineados con Jalil, quedaría con 92 bancas, y pasaría a ubicarse por debajo de La Libertad Avanza, que ya suma 93. Sería el golpe simbólico que busca Martín Menem: arrebatarle al peronismo la primera minoría en Diputados.
La jugada se produce en el peor momento para el PJ. La coalición atraviesa una crisis de liderazgo tras la detención de Cristina Kirchner, la derrota electoral del 26 de octubre y las crecientes internas por la conducción de los bloques legislativos, en especial en Diputados, donde Germán Martínez enfrenta cuestionamientos cada vez más fuertes.
Sáenz, Jaldo, Jalil, Passalacqua y Figueroa ya actuaban como peronistas no alineados con el kirchnerismo, pero esta movida institucional tendría un impacto mayor: implicaría una ruptura formal que Cristina había anticipado en su carta postelectoral, donde advirtió que el mayor riesgo del espacio era la división interna.
Si este mediodía sale el anuncio, el vaticinio quedará confirmado y el nuevo bloque federal debutará con volumen propio, capacidad de negociación y un mensaje claro: el mapa político argentino cambió, y el poder ya no se ordena solo desde el peronismo.