Esta tarde, el presidente Javier Milei llevó a cabo una reunión clave con alrededor de 20 gobernadores en el Salón Eva Perón del primer piso de la Casa Rosada, con el objetivo de retomar el vínculo con las provincias y comenzar a esbozar los consensos para las reformas estructurales libertarias y el Presupuesto Nacional 2026. infobae+2derechadiario.com.ar+2
La convocatoria se concretó minutos después de las 17:00 y, como gesto de apertura, el mandatario decidió sumar a su gabinete completo al encuentro —no sólo los ministros con vínculo directo a las provincias—, ampliando así la mesa de negociaciones. derechadiario.com.ar+1
La agenda apunta a la sanción de la reforma laboral, la tributaria y al debate sobre el reparto de recursos federales, prioridades que el Gobierno considera indispensables para “una Argentina distinta”. Según fuentes oficiales, el Presupuesto 2026 será su canal clave para comenzar a plasmar esas transformaciones. infobae+1
Por su parte, los gobernadores llegan al encuentro con distintos grados de fortaleza política, lo que influye en su capacidad de negociación con la Casa Rosada. Un análisis del diario La Nación sugiere que “la mayoría de los mandatarios llegan debilitados a las negociaciones con la Nación”, lo que deja a las provincias en una posición de concesión. LA NACION
La reunión representa un giro en la estrategia del Gobierno nacional: luego de un período de tensión con varias provincias —que incluso conformaron la fuerza “Provincias Unidas” en oposición—, el oficialismo busca ampliar su base política para asegurar la aprobación de sus reformas. infobae
Según los mandatarios provinciales, el diálogo de hoy podría allanar el camino para que la Casa Rosada utilice parte de su margen fiscal para obras públicas y reasignaciones hacia las provincias como parte del “cambio de signo” del Presupuesto 2026, en una jugada estratégica para recuperar credibilidad de cara a los distritos.
Ahora queda por ver si el gesto de convocatoria se traduce en consensos sólidos o si las tensiones territoriales —y la debilidad de muchos gobernadores— vuelven a jugar en contra.