En un streaming con más fuego que calma, el ministro de Economía, Luis Caputo, se mostró desafiante frente al mercado y la oposición. Lejos del tono técnico, lanzó frases filosas que dejaron tela para cortar:
“Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda. Hay suficientes dólares para todos”, soltó con tono casi de arenga, mientras ratificaba la estrategia cambiaria pactada con el FMI.
A los inversores, que miran de reojo los vencimientos de bonos, les mandó un mensaje directo: “Si no defaulteamos en 2023, cuando llegamos y había sólo dos escarbadientes, no lo vamos a hacer ahora”. La promesa incluyó pagar no solo los compromisos de enero, sino también los de julio de 2026.
Pero no se quedó ahí. Con munición política, Caputo denunció un “ataque bizarro” contra el Gobierno: “Nunca vi algo así. La macro está sólida: superávit fiscal, reservas, inflación controlada. El lío es político y los mercados reaccionan al ruido”.
La estocada final fue ideológica: “Hay elecciones en un mes. Si la sociedad quiere comunismo, lo sabremos. Yo siempre creí que este no era un país comunista”.
Con frases cortantes, Caputo buscó blindar la credibilidad del plan económico y dejar claro que, para este Gobierno, los dólares se usan como armas en la batalla política y financiera.