La Asamblea Consultiva Islámica, el Parlamento de Irán, ha propuesto formalmente el cierre del estratégico estrecho de Ormuz como respuesta al reciente ataque de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes. La medida, que podría desencadenar una grave crisis en el mercado energético mundial, dependerá finalmente del líder supremo, el ayatolá Alí Khamenei, y del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
El general Esmaeil Kousari, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento, confirmó en declaraciones a la televisión estatal que el cuerpo legislativo ha concluido que el bloqueo del estrecho es una opción viable. «La decisión final recae en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional», precisó, en un mensaje que refleja la creciente presión interna para adoptar represalias contundentes contra Washington.
Un punto crítico para el petróleo global
El estrecho de Ormuz es una de las rutas marítimas más importantes del mundo, por donde transita alrededor del 20% del petróleo comercializado globalmente. Cualquier interrupción en este corredor tendría un impacto inmediato en los precios del crudo, con posibles consecuencias para la economía mundial.
Irán, uno de los principales productores de petróleo, bombea 3,3 millones de barriles diarios y exporta cerca de 1,7 millones. Sin embargo, un cierre del estrecho también afectaría sus propios ingresos, ya que el país depende en gran medida de las ventas de hidrocarburos.
Advertencias de un shock petrolero
Analistas del sector energético han alertado sobre el potencial efecto dominó de un bloqueo. Warren Patterson, de ING Research, advirtió que una interrupción prolongada podría llevar el precio del Brent a $120 por barril en el corto plazo, e incluso superar el récord histórico de $150 si la crisis se extiende.
La comunidad internacional observa con preocupación el posible escalamiento, mientras Estados Unidos y sus aliados evalúan respuestas ante una medida que podría paralizar el comercio petrolero en el Golfo Pérsico.
Por ahora, la pelota está en el campo de Khamenei, cuya decisión marcará el rumbo de una crisis con repercusiones económicas y geopolíticas sin precedentes.