¿Qué puede aportar el área perinatal en la constitución y construcción de los procesos de Salud?

Pertenecemos a la especie mamífera, dentro del mundo animal. Nos diferenciamos y destacamos por ser seres del lenguaje, atravesados por pensamientos, inteligencia, emociones, y por ser seres espirituales. Llegamos a este mundo absolutamente desvalid@s e indefens@s, cargados de información acerca de cómo sobrevivir, dependiendo por completo de un@ Otr@ constituyente y constitutivo con quien establecemos una danza vincular de armado psíquico, de conformación de un ser distinto, lleno de potencialidades y posibilidades. En esta frágil y fuerte articulación entre dos personas se irá constituyendo el psiquismo, la posibilidad de salud, de evolución, de amar, de vida. Salimos del vientre materno y la información plasmada en el adn, ese que guarda los tesoros de la supervivencia, información valiosa y sagrada, pide un cuerpo maternante, pide cuidado, respiración en contacto permanente con un humano ¿Qué sugiere esto? ¿Qué nos dice la experiencia de nacer, de venir de adentro de un útero, de estar en un lugar sin tiempo lleno de presencia? Me interesa poder pensarlo para cotejar con la oferta que tenemos para  nacer y para parir. Una oferta creada por un sistema que naturaliza practicas y formas y ofrece modelos de atención y control del embarazo, del parto, de la crianza.

¿Qué es la Salud Perinatal? Es el área que investiga estos procesos que rodean al nacimiento  (búsqueda de bebe, llegada o no llegada del embarazo, perdidas gestacionales, abortos, parto, cesárea, pos parto, puerperio, crianza, lactancia, lo que sucede a quienes maternan y paternan, etc.). Los primeros mil días de vida, desde la concepción hasta los dos años, son la etapa más importante del desarrollo y la que más impacto tendrá en el resto de la vida del individuo. En este periodo, en el que el aumento en tamaño y la maduración del cerebro son más rápidos que en cualquier otra etapa de la vida, la adecuada nutrición, el correcto sostén y apego y un entorno favorable son determinantes en el desarrollo de las capacidades futuras de la persona para conocer, analizar y responder al mundo que le rodea. Por esto queremos construir salud en esta etapa vital; y entendiendo que el ser humano es profundamente resiliente, que podemos hacer proceso, reparar, reconstruir el tejido psíquico, si las intervenciones o lo sucedido irrumpió en estos momentos primarios. Es muy posible que podamos reparar. Es muy posible que podamos salir adelante de las situaciones adversas. ¿Pero cuanta energía se nos va? ¿Cómo es vivir sin estar reparando?

Somos un cuerpo físico, lo tocamos y sabemos que nos atraviesa este otro sutil, que sentimos y que todavía tenemos que seguir nombrando y explicando, el plano psíquico y emocional. Diferenciemos dolor de sufrimiento: una experiencia como la de parir posiblemente entrañe dolor; el dolor me ayuda a sacar a la criatura afuera, a que no la quiera seguir teniendo porque quiero que algo finalice. El sufrimiento es lo que se agrega, es lo que se monta a la experiencia que estoy atravesando y se construye, o se impone, o se sostiene, o simplemente sucede: no es fisiológico ni natural. Pedir que me den la mano porque tengo miedo y que me digan que no; que se lleven a mi beba y le den leche de fórmula sin mi consentimiento; parir sola sin mi acompañante; que me dejen sola en un pasillo después de haber parido durante 2 horas y ningún humano se acerque, esto puede traer mucho sufrimiento y puede inscribirse como trauma en el aparato psíquico. Esto tiene que ver con una práctica de atención instalada, y que las investigaciones perinatales vienen a contar que hace daño y que es necesario revisar, ordenar, modificar; esa forma y costumbre de atender y de acompañar. Si me tienen que hacer una cesárea de urgencia para salvar mi vida o la de mi hij@, probablemente sienta miedo, angustia, y la velocidad de lo sucedido para resolver sea atemorizante: pero el sentido de esa decisión probablemente me ayude a reparar y a resolver internamente la experiencia. El sentido de las cosas, ese gran olvidado, que la velocidad y el impulso anularon. El sentido sostiene. El sentido, el para que de lo que hago, es soporte para mi camino y proceso. La profundidad del sentido estructura y permite la Salud del alma, de las emociones, del cuerpo. Somos una unidad: sufre el alma, impacta en el cuerpo. Sufre el cuerpo, duele en el alma. Y cuando tenemos sufrimiento, la salud se lastima.

 “Primum non nocere”, atribuida a Hipócrates, se puede traducir como «Primero no hacer daño», «Sobre todo no hacer daño», «Ante todo no hacer daño», «Primero que nada no dañar». Intentar no hacer daño y descubrir y visibilizar lo que daña y que esta naturalizado, es un laburito; acotado a esta área de lo perinatal, la realidad es que muchas de las prácticas instaladas hacen daño. Una mujer puérpera tiene el cerebro totalmente modificado y vulnerable, esto se denomina “poda neuronal”; en criollo muchas neuronas dejan de hacer sinapsis para que otras áreas y sus neuronas conecten y funcionen privilegiando la supervivencia y bienestar del/la bebé. Michel Odent[1] determina que la salud primal se construye durante todo el periodo de estrecha dependencia de un sujeto con su madre; primero en el útero, luego durante el parto y después en la lactancia. Todos los acontecimientos que tengan lugar durante este periodo de dependencia influyen sobre el estado de salud de base, llamada Salud Primal. Este concepto incluye diferentes sistemas que componen al ser humano: nervioso, endocrino, inmune y psicológico.

Y hete aquí que “Primum non nocere” me queda corto, necesito más. Necesito una intención concreta de hacer el bien, de cooperar y colaborar, de armar escenarios donde el dolor y la necesidad de otra persona me muevan de tal manera que ya no sigo adelante igual que antes, porque ese dolor me atraviesa, interpela y me obliga a hacer algo: a aliviar, a escuchar, a conmoverme, a dejarme interpelar y modificar mis creencias y saberes, para poder preguntarme si eso que hago, hace bien. ¿Empatía? No solamente. Hay derechos que sostienen y nombran lo necesario, lo indicado, derechos construidos y que l@s profesionales de la salud tenemos que conocer, además de saber cómo funciona la fisiología.

Que los escenarios de los nacimientos sean privilegiando la fisiología y no la patología, que nacer, parir (y también morir) son hechos de la vida. Y por favor aclaremos que no es responsabilidad de las personas que maternan la salud psicofísica del ser nace: es una responsabilidad social, una tremenda, fuerte y compleja responsabilidad de tod@s l@s humanos, acompañar a las personas, en su gran mayoría mujeres, que crían. Es muy pesada la soledad en la crianza, en el parto, en el embarazo, en el duelo por el bebé que se fue, por el bebé que elegí abortar, por el bebé que no llega y no va a llegar. Construir escenarios de acompañamiento para las mujeres y sus familias, es responsabilidades de todos y de todas.

Mariana Rodriguez Cabral es psicóloga egresada de la UBA, doula, y mamá de Maria, Guadalupe y Carmela. Junto con Carolina Paolucci coordina la Diplomatura en Salud Perinatal que comienza el 22 de Mayo, en su cuarta edición, y está abierta a tod@s los profesionales de la salud e interesad@s en el área perinatal.

Para más información @saludperinatal_ucasal

https://www.ucasal.edu.ar/cursos/diplomatura-salud-perinatal.php

[1] Michel Odent es un médico obstetra francés que investigó el parto fisiológico, y creó el Centro de Investigación en Salud Primal, el cual cuenta con un banco de datos de cientos de referencias de estudios aparecidos en publicaciones científicas y médicas. Estos estudios exploran la relación entre el «período primal» y la salud y conducta durante la vida, y encuentran, en interpretación de Odent., una estrecha relación entre las circunstancias de la etapa primal y las dificultades futuras para amar, tanto a sí mismos como a los otros.

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