Javier Milei estuvo en las últimas horas detallando su ambiciosa ley que pretende generar fuertes cambios en la vida de los argentinos. Es inevitable que para cumplir con los deseos soberanos tener que entablar diálogo con las diferentes fuerzas políticas que permitan acompañar sus drásticas medidas.
En la Cámara de Diputados, unos 150 legisladores se pronunciaron, con sus matices, a favor de facilitar la gobernabilidad de la nueva gestión ejerciendo una “oposición constructiva”. En el Senado, otras 50 voces se expresaron en un sentido similar. Nadie garantiza apoyo irrestricto, pero La Libertad Avanza, con apenas 7 senadores y 39 diputados propios, corren con una ventaja: la fuerte atomización que presentarán ambas cámaras después del 10 de diciembre. Los libertarios están convencidos que de esta nueva configuración parlamentaria les permitirá pescar votos tanto en la pecera de Juntos por el Cambio –que quedará dividida en varios bloques- como en la del peronismo no kirchnerista; serán apoyos circunstanciales, admiten, pero todos sirven para escalar la empinada cima del quorum.
El escenario es complejo, ya que hay fragmentación y pujas de intereses que poco a poco van definiendo un escenario disruptivo. La Libertad Avanza tendrá que bajarse los pantalones e intentar concesiones significativas con los peronistas y los de Juntos por el Cambio para lograr tener aliados estrategicos.