El designado ministro de Economía, Sergio Massa, priorizará la generación de divisas a través del incentivo fiscal a los sectores de la energía, la agroindustria y la economía del conocimiento, mientras que con el FMI apuntará a profundizar «la búsqueda de consensos», una postura que ya mostró en el Congreso cuando trabajó activamente para la aprobación del programa con el organismo.
Ese eslogan resume la necesidad de acumular reservas frente a la inestabilidad monetaria, un proceso que en los últimos días encontró un alivio con el descenso de los dólares financieros y el blue, y que en el plano de lo concreto se traduce en la decisión de estimular a las actividades con potencial exportador -el sector energético, el agroindustrial, la industria del software y la tecnología aplicada- con un paquete de medidas de incentivo.
En el equipo del Frente Renovador que se viene reuniendo en la sede partidaria de la avenida Libertador 850 sostienen que el mejor antecedente para entender la lógica que promoverá Massa es el repaso de lo que fueron sus prioridades en la Cámara baja, desde donde empujó de modo sistemático beneficios impositivos para los trabajadores formales y la clase media, en particular la actualización del piso del impuesto a las Ganancias.
«Para saber lo que podría hacer Sergio hay que ver lo que hizo como presidente de la Cámara de Diputados», grafican en ese sentido, y luego deslizan que el criterio de impulsar «beneficios impositivos» mediante leyes votadas en el Parlamento podría trasladarse a partir de la semana que viene a la gestión económica.
El objetivo es favorecer a las actividades más dinámicas de la estructura económica, las que generan dólares, como la cadena agroindustrial y el polo energético, aparte de la ciencia y tecnología con perfil productivo.
En esa línea, los colaboradores de Massa subrayan por estas horas que dos ejes de las medidas a anunciar serán el «alivio fiscal y la generación de divisas», mientras que en el frente externo y en el vínculo con los organismos internacionales de crédito consideran clave «remontarse a cuál fue su rol durante el acuerdo con el FMI, sobre todo su búsqueda de consensos para sumar apoyos en la votación».
En la política argentina se sabe que Massa tiene llegada entre dirigentes políticos de Estados Unidos, tanto republicanos como demócratas, vínculos que en algún caso cultivó desde joven, que se fortalecieron con el paso del tiempo y que le permitieron llegar a tener un diálogo periódico con protagonistas influyentes del Capitolio, como el senador demócrata de Nueva Jersey y titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Senadores, Robert «Bob» Menéndez.
El designado titular de la cartera económica -señalan en su entorno- aportó lo suyo para que se llegara a un acuerdo con el FMI en los viajes que emprendió a Washington y Nueva York durante la gestión del Frente de Todos, en los que mantuvo contactos con los sectores del partido demócrata más afines al núcleo ideológico de la coalición oficial, pero también con representantes de los republicanos como el ex alcalde neoyorquino Rudolph Giuliani.
La decisión del presidente Alberto Fernández de nombrarlo al frente de la cartera económica, anunciada el jueves pasado, generó entre las autoridades del FMI una demanda lógica por conseguir más información de primera mano sobre lo que ocurriría con el país que tiene la mayor deuda con el organismo, reprogramada a través de un acuerdo que fue ratificado por ley en el Congreso argentino.
Así fue que la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, envió un mensaje por WhatsApp a un funcionario cercano al Presidente para consultar por la sorpresiva designación de Massa y sus posibles derivaciones: el integrante el Ejecutivo transmitió el mensaje al jefe de Estado, quien instruyó a su colaborador -un secretario de Estado- para que le respondiera a la directora del FMI que el nombramiento daría «mayor fortaleza política» porque se trataba de quien había sido su «escudero en la defensa del acuerdo (con el organismo) durante el debate en el Congreso».